QuienesSomos

El Grupo Anarco Comunista es una organización de militancia revolucionaria que brega por la organización de la clase trabajadora en el marco de la lucha de clases, su fin es impulsar y propagar las tácticas y objetivos revolucionarios del proletariado.
Como anarco-comunistas abogamos por la abolición del capitalismo y de su órgano defensor: el Estado, asimismo de la dictadura mercantil generalizada, el valor y de todas las ideologías que impiden el desenvolvimiento de la libertad en el ser humano.

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Ai ferri corti

Romper con esta realidad, sus defensores y sus falsos críticos

Anónimo

“Ai ferri corti con l’esistente, i suoi difensori e i suoi falsi critici” podemos traducirlo «En duelo a muerte con lo existente, sus defensores y sus falsos críticos», no sin hacer ciertas aclaraciones semánticas que pueden ser de utilidad para entender esta locución tan interesante como difícil de traducir. La expresión «ai ferri corti con…» se usa para caracterizar un punto de no retorno, de ruptura inminente y violenta de una relación con algo/alguien.
«Ferri corti» se usa para hablar de las armas blancas (podría ser «dagas» o «puñales») que constituían el último estadio de un típico duelo de los siglos pasados, la lucha con armas cortas, que se desarrollaba cuerpo a cuerpo y donde tenía especial importancia la destreza y rapidez de los contendientes, que luchaban para defender una cierta forma de honor. Todos estos núcleos forman parte de la constelación semántica de esta bella expresión.

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¿Por qué “proletario”?

Nos reconocemos como proletarios porque esa es nuestra condición concreta dentro de esta sociedad. El concepto “proletario” no se refiere a ninguna ocupación específica en la economía de mercado, sino al modo de existencia de los que no tienen ningún poder de decisión sobre su propia vida, porque están privados de los instrumentos materiales para producirla. Este despojo vital no lo sufren únicamente los obreros de fábrica, sino todos los que deben vender su fuerza de trabajo para subsistir, sin importar cuánto se les pague.
No hay salarios más justos que otros; el salario en sí es la principal forma de esclavitud moderna, de proletarización. Pero no es la única forma. También están despojados de su propia vida los que han sido arrojados a la indigencia, encerrados en prisiones y manicomios, embrutecidos en escuelas y universidades, masacrados en la guerra imperialista, o condenados a sobrevivir en las cloacas del mercado.
Para decirlo de una vez: el proletariado es esa inmensa mayoría de la humanidad que está impedida de vivir porque debe
“ganarse la vida” de una forma u otra (2).
Asumirnos como proletarios no tiene nada que ver con esos ridículos esfuerzos por “construir identidad”. Nadie elige ser proletario. Uno nace proletario como se nace siendo esclavo, o bien es proletarizado por las fuerzas ciegas de la economía; y en ambos casos no hay nada de qué enorgullecerse. Estar proletarizado no es ninguna virtud, no es una condición que nos interese reafirmar ni defender, no nos complace como a los ecologistas, okupas o gays les complace la identidad que tan “libremente” eligieron para presentarse en sociedad. El único motivo de orgullo para los proletarios es luchar contra el mundo de la propiedad y del Estado, contra sus excrementos culturales y psicológicos, y contra todos los que justifican la servidumbre en vez de denunciarla. En consecuencia, las tareas teóricas y propagandísticas que nos planteamos en este Correo apuntan a la auto-supresión conciente del proletariado como clase dentro de esta sociedad. Sólo negando nuestra condición actual podemos hacernos humanos, y eso sólo se consigue luchando. Por último, nuestra actividad subversiva no ha venido a inventar nada nuevo; simplemente teorizamos lo que el proletariado está haciendo día a día, concretamente, para emancipar su humanidad alienada.

Sería inútil buscar una ideología en estas páginas. Una ideología es una colección de pensamientos muertos y momificados, algo que no nos interesa si no es para sepultarlo. En cambio, acá tratamos de reflejar, por medio de la teoría y la propaganda, la experiencia viva de los que lucharon en el pasado y luchan hoy contra la sociedad burguesa.
Pensamos que nuestra mayor debilidad en esta lucha es el aislamiento, la discontinuidad y la falta de objetivos comunes. Esta debilidad no es una deficiencia inherente a nuestra clase sino la forma en que el modo de producción capitalista se refleja espontáneamente en la práctica cotidiana del proletariado. La única manera de superar esa debilidad consiste en ligar cada conflicto, cada lucha y cada momento de la vida a un objetivo general intransable: la abolición de la sociedad de clases. En otras palabras, se trata de reconocer la urgencia permanente de demoler el Estado, de abolir la propiedad privada, el mercado y la democracia, de liquidar el trabajo asalariado y el dinero.

Correo Proletario (Stgo. Chile 2006)

(2) Esta definición es muy amplia y puede prestarse a malentendidos. Ser asalariado implica ser proletario, pero ser proletario no implica necesariamente tener conciencia de clase, o ser subversivo. Hay proletarios traidores que se ganan la vida reprimiendo a los subversivos. Por otro lado, en esta época la mayoría de los proletarios se engañan considerándose a sí mismos “ciudadanos de la democracia”, y normalmente actúan como conformistas sirvientes del capital. Por ahora, esa conciencia fetichista condena a los que luchan contra este sistema al aislamiento, y es el principal obstáculo para reemprender el camino de la revolución social.

La clase trabajadora no vota, se organiza y lucha

La clase trabajadora no vota, se organiza y lucha

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